La velocidad de obturación: cómo capturar el movimiento
Super Foto Digital
Dominar la velocidad de obturación nos permite mostrar de diferente manera el movimiento en nuestras fotografías. Según empleemos una velocidad de obturación rápida o lenta, así lograremos plasmar el movimiento de los sujetos. En este artículo os enseñamos las mejores técnicas para lograr bellas imágenes del movimiento.
Empecemos por el concepto de la velocidad de obturación. Es el tiempo que permanece abierto el obturador dejando pasar la luz hasta el sensor de nuestra cámara. El obturador de las cámaras réflex consiste en un par de cortinillas metálicas que se desplazan dejando pasar la luz. Cuanto mayor es el tiempo que el obturador permanece abierto, mayor es la cantidad de luz que recibe nuestra fotografía, pero también es mayor la probabilidad de que obtengamos una toma movida. La velocidad de obturación o tiempo de exposición, se expresa mediante segundos o fracciones de segundos. La nomenclatura es diferente según nuestra cámara así que 100 ó 1/100 hacen referencia a una centésima parte de segundo. Mientras 2 s o 2” nos indican que el obturador permanecerá abierto y por tanto la cámara fotografiando, durante dos segundos. Existe una regla de referencia muy utilizada por los fotógrafos que asocia la velocidad de obturación con la longitud focal del objetivo. De modo que cuando disparamos a pulso, si queremos asegurarnos de que la cámara no se moverá mientras el obturador esta abierto, debemos utilizar una velocidad equivalente a la inversa del valor de la focal de nuestro objetivo. Es decir que si estamos utilizando un teleobjetivo de 300 mm debemos usar una velocidad de obturación de 1/300 de segundo, en caso de que la óptica sea de 50 mm la velocidad que garantiza que la fotografía no saldrá movida sería 1/50 s. Esta regla sólo es orientativa y depende de otros factores como el pulso de cada fotógrafo, la estabilización de la cámara y el peso del equipo.
Lo habitual cuando estamos aprendiendo fotografía es relegar la velocidad de obturación a un segundo plano y ajustarla para lograr la exposición correcta con diafragma dado o utilizarla simplemente para asegurarnos de que la foto no saldrá trepidada. Sin embargo, si pensamos en términos de velocidad de obturación nuestras fotografías pueden adquirir una nueva dimensión.
Velocidad de obturación alta
En ocasiones necesitamos utilizar velocidades de obturación muy altas (1/300 s a 1/2000 s) para congelar a sujetos que se mueven muy rápidos. Este es el caso de la fotografía deportiva, de fauna en acción, automovilismo, fotoperiodismo. Cuando las condiciones de luminosidad son muy pobres tenemos que recurrir a diafragmas muy abiertos o a subir el valor ISO (con moderación y conociendo el comportamiento del ruido en nuestra cámara) para poder emplear estas velocidades de obturación y mantener la exposición correcta. En estas disciplinas fotográficas resulta muy útil combinar velocidades de obturación muy rápidas con el modo de disparo en ráfaga, ya que esto nos dará la posibilidad de captar gestos o momentos que no hubiésemos sido capaces de predecir. Existe un dicho en fotografía: “Si lo has visto, no lo tienes” que hace referencia a que mientras el obturador esta abierto (momento en que se realiza la fotografía) no podemos ver nada a través del visor. Es frecuente que profesionales de estas disciplinas encuentren sus mejores fotografías, de las que no tenían constancia, al visionar la pantalla LCD de la cámara, en los momentos posteriores a la toma.
Es importante que mantengamos al sujeto enfocado mientras este se mueve, para ello debemos utilizar el modo de enfoque continuo AF.C o Servo. Es aconsejable utilizar el punto de enfoque central, para ser nosotros quienes persigamos al sujeto, aunque algunos fotógrafos prefieren utilizar en estos casos los puntos de enfoque automático.
Velocidad de obturación lenta
Una velocidad de obturación lenta (1/15 a 30 s) puede proporcionarnos grandes satisfacciones fotográficas si sabemos como controlar nuestro equipo. Como hemos visto anteriormente al utilizar tiempos de exposición largos a pulso corremos el riesgo de que la fotografía salga completamente movida. Por eso y, excepto en casos muy puntuales, cuando se trate de lograr un efecto creativo muy estudiado al utilizar tiempos de exposición prolongados (o velocidades de obturación lentas) siempre hacemos uso de un trípode. Este accesorio nos permitiré abrirnos a un nuevo mundo de posibilidades creativas. Así que si nuestro propósito es realizar las mejores fotografías es un accesorio que no debe faltar en nuestras escapadas, aunque ciertamente no es cómodo de transportar. Muchas veces encontramos lugares donde estabilizar la cámara, barandillas, escaleras, rocas. Aunque no debemos subestimar todos estos trípodes improvisados, presentan la desventaja de obligarnos a un encuadre fijo, sin posibilidad de regularlos en altura. El cable disparador o la opción del retardo de disparo automático son también muy recomendables para no mover la cámara al pulsar el botón disparador.
El trípode nos permite captar el efecto de movimiento en alguna parte de la fotografía, mientras que el espectador tiene la sensación de que los elementos estáticos, como un edificio o un árbol, permanecen completamente nítidos.
Situaciones y lugares
-Cascadas, oleaje y ríos. El agua en movimiento en general, se logra un efecto sedoso que da un toque mágico muy agradable. En los casos en que encontramos agua estancada en lagos o mares en calma, también conseguimos un efecto especial, ya que así eliminamos los brillos del agua que no suelen favorecer nuestras fotografías.
-Fotografía nocturna, si pretendemos captar el movimiento de las estrellas o la estela de los coches en la ciudad.
–Condiciones de escasa luz. Nos encontramos momentos en que la luz es tan escasa que parece imposible que podamos realizar una fotografía. Colocar la cámara sobre un trípode nos permite utilizar tiempos de exposición muy lentos y lograr esa fotografía inaccesible.
-Mostrar el movimiento. A veces nos interesa capturar el efecto del movimiento utilizando una velocidad de obturación muy lenta, de modo que lo que sucede en movimiento aparezca formando una cierta estela que de sensación de dinamismo. En este caso es importante tener una referencia estática dentro de la fotografía para que ésta no se preste a la ambigüedad entre un fallo técnico y un efecto buscado.
Si queremos lograr alguno de estos efectos, pero la luz es demasiado abundante, debemos recurrir a bajar el ISO al mínimo (esto es recomendable por defecto, cuando tenemos la oportunidad de poner la cámara sobre un trípode) y cerrar el diafragma.
Modo Bulb
En ocasiones necesitamos tiempos de exposición realmente largos (superiores a 30 segundos). En ese caso, tenemos que utilizar la opción Bulb de nuestra cámara que nos permite mantener abierto el obturador mientras el botón disparador permanece pulsado de manera continua. El modo Bulb es muy útil para realizar fotografía nocturna para plasmar el movimiento de las estrellas, para realizar light painting o conseguir capturar rayos. Combinando este modo con el uso del flash podemos lograr efectos realmente interesantes.
Prioridad a la velocidad de obturación
El modo prioridad a la velocidad nos permite seleccionar una velocidad de obturación para un valor ISO que predeterminemos y en función a esta velocidad la cámara ajusta automáticamente el diafragma para lograr la exposición correcta. Si usamos este modo hay que vigilar que los valores del diafragma de nuestro objetivo puedan alcanzar la exigencia de la velocidad que hemos seleccionado. Puede ser que hayamos seleccionado una velocidad tan rápida que requiera de una apertura del diafragma de f/1.4, mientras el diafragma mínimo de nuestro objetivo es f/3.5. En ese caso tendremos una fotografía subexpuesta. Siguiendo estos consejos podemos empezar a dar un toque personal y creativo a nuestras fotografías, eligiendo si queremos plasmar en entorno estático o por el contrario el dinamismo del movimiento.
Congelar el movimiento con el flash
La utilización del flash nos permite congelar el movimiento a velocidades mucho más rápidas de las que nos presenta la cámara. El destello del flash es tan rápido que congela el instante y la intensidad de la luz es tal que lo que sucede queda congelado en el sensor, aunque la cámara siga exponiendo. Combinar una exposición larga con varios destellos del flash puede dar lugar a efectos tan inverosímiles como que una misma persona aparezca varias veces en la misma toma.