De profesión: Gamer | Así se profesionalizan los eSports
Los eSports son un fenómeno de masas que vive un auge imparable
Las competiciones siempre han estado ligadas al mundo de los videojuegos. Pero el desarrollo de un modelo de negocio en torno a ellas tal y como hoy conocemos los eSports, es algo que pocos podían imaginar hace muy poco tiempo. Las primeras competiciones multitudinarias de videojuegos datan de los años 80. Fueron campeonatos de títulos como Space Invaders. Aún así, fue en los 90 y gracias a la mejora de las conexiones a Internet cuando surgen los primeros videojuegos online a través de PC. En paralelo a ello, los torneos presenciales empiezan a tomar cierta relevancia gracias a los famosos Campeonatos Mundiales de Nintendo. Jugadores de todo EE.UU. medían su habilidad con varios de los títulos de la famosa compañía nipona como Super Mario Kart o Donkey Kong Country.
La evolución tecnológica ligada sobre todo a aspectos como la conectividad, ha permitido crear un soporte ideal para que los desarrolladores fomenten el juego online. En la última década del siglo pasado, con títulos como Counter Strike, Starcraft o Street Fighter 2 se sentaron las bases del juego competitivo. Y así empezaron a surgir campeonatos presenciales dotados con premios económicos de modesta cuantía. No obstante, es en esos años cuando llegó el empujón definitivo a los eSports con la aparición de los Multiplayer Online Battle Arena (MOBA) con exponentes como League of Legends o Dota 2.
La gallina de los huevos de oro
Buena parte de culpa de este auge se lo debemos a la aparición del canal online Twitch. Esta plataforma de servicio de video en streaming online nació en 2011 bajo el amparo de JustinTV. Se enfocaba tanto a la difusión de competiciones de videojuegos, como a gameplays subidos por sus propios usuarios. Pronto alcanzó un volumen tal de visitas, que permitió a sus creadores vender la compañía a Amazon por la nada despreciable cifra de 970 millones de dólares en 2014. Se anticiparon así a la mismísima Google. Hasta 36 millones de personas visualizaron a través de Twitch la final mundial de LOL 2015 celebrada en Berlín, para un total de 230 millones de espectadores de eSports en ese año.
Un negocio que ya en 2016 generó la friolera de 892 millones de dólares. Y con una previsión de llegar hasta los 1.000 millones este año. Teniendo en cuenta que la mayoría de estos juegos son ‘free to play’, no es de extrañar que el 75% de los ingresos se genere a través de patrocinios. Por nombres, si bien League of Legends se puede considerar actualmente el rey de los eSports, Dota2 está por delante de la obra de Riot Games en cuantos a premios repartidos se refiere. Hasta 30 millones de dólares en torneos en 2015, muy por delante de los 7 LOL, o los 6 de Counter Strike.
Los jugadores profesionales son considerados estrellas con clubes patrocinados por marcas mundialmente conocidas. Y cláusulas de rescisión que en algunos casos se cuentan por millones de euros. Estos clubes disponen de manager, psicólogos, expertos estadísticos y hasta fisioterapeutas para que los nuevos ídolos de masas exploten sus capacidades al máximo. Para ayudar al desarrollo de esta nueva profesión se han creado incluso academias para el fomento de nuevos jugadores profesionales. Es tal el fenómeno, que clubes de fútbol profesionales como Ajax, PSG, Manchester United o Valencia ya han abierto su propia división de eSports.
Potencial de crecimiento de los eSports
Parece bastante claro que los eSports se han convertido en un fenómeno imparable que goza de una muy buena salud económica. La popularidad de títulos como Overwatch o Hearthstone, el patrocinio de multinacionales como Vodafone o Samsung o el aumento exponencial de espectadores año a año nos hace pensar donde están los límites de esta industria. ¿Un gamer a la altura de un futbolista o jugador de la NBA? Hoy aún no, mañana quien sabe…