Cómo limpiar el sensor de la cámara correctamente
Los cambios de objetivos y las localizaciones polvorientas suelen llenar de motas el sensor y una simple partícula en él puede arruinar una foto perfecta. Toma nota de estos consejos y aprenderás cómo limpiar el sensor de tu cámara para que eso no te ocurra.
Texto DANIEL SANTOS
Las motas de polvo y suciedad del sensor son un clásico de la fotografía digital. Cambiar de lente o frecuentar lugares con viento o con mucho polvo incrementa la posibilidad de que entren partículas extrañas en él, pero incluso aunque nunca usases la cámara ni cambiases la lente, el sensor no estaría a salvo de este problema, ya que los propios procesos mecánicos, como subir y bajar el espejo, generan fricciones milimétricas que terminan por crear partículas flotantes en el interior. Es por ello que resulta de vital importancia saber cómo limpiar el sensor de la cámara de forma correcta.
¿Está sucio el sensor?
Para ver si el sensor presenta algún tipo de suciedad, dispara una foto con el diafragma más cerrado sobre una superficie blanca y lisa o sobre un cielo despejado, de esa manera evidencias la suciedad. Algunas cámaras tienen una opción en la que presentan una radiografía del sensor, puedes usarlo también para cerciorarte de que efectivamente esté limpio.
Es muy recomendable que tengas activado por defecto el método de limpieza automática del sensor, que consiste en una vibración (física o por ultrasonidos) de esta pieza cada vez que enciendes la cámara. No esperes que esta función vaya a limpiarlo, su uso es más bien preventivo para evitar que la suciedad se pare en el mismo sitio y termine quedando pegada.
Con delicadeza
Una vez que has comprobado que el sensor presenta suciedad, aproxímate a su limpieza con mucho cuidado. Lo primero que debes hacer es seleccionar el modo de limpieza del sensor que levanta el espejo y deja éste a la vista. A continuación (siempre con la cámara hacia abajo para favorecer que salgan las motas de polvo), utiliza una perilla y sopla bien toda la superficie con mucho cuidado, sin llegar a tocarlo ni rozarlo, ya que lo último que quieres es dañar el corazón de tu cámara. Ten en cuenta que la suciedad está localizada en el punto exactamente opuesto al que tú la ves en la foto, ya que la imagen se captura invertida en el sensor.
Una vez realizado este proceso, si la suciedad persiste y no eres muy “manitas”, es recomendable que lleves la cámara a una tienda especializada donde la limpian por un precio que suele oscilar entre los 30 ó 40 euros. Las marcas más conocidas hacen limpiezas gratuitas del sensor de forma periódica en algunos centros comerciales o congresos. Puedes informarte de las fechas en los foros especializados de cada firma: Canonistas, Nikonistas, Pentaxeros…
Limpieza definitiva
Si decides dar el siguiente paso por tu cuenta, extrema la precaución y, sobre todo, no hagas nada que pueda rayar el sensor. Existen kits de limpieza con instrucciones detalladas sobre cómo llevarla a cabo.
Los fotógrafos experimentados suelen emplear alcohol isopropílico aplicado con bastoncillos planos específicos para el sensor. Cuando lo uses, asegúrate de que limpias siempre en el mismo sentido y sin dejar ningún resquicio, ya que puede convertirse en nuevas manchas. Nunca utilices bastoncillos para los oídos ni productos similares, ya que las fibras de algodón se desprenden y quedan pegadas al sensor.