Fotografiar flores: Técnicas sencillas para lograr grandes imágenes
Para fotografiar flores no necesitamos un gran equipo. La energía y la creatividad serán tus mejores armas
A menudo, la fotografía digital se olvida de que tomar una imagen es mucho más -o mucho menos- que un programa con el que retocar, añadir o eliminar elementos. Antes de la edición en el ordenador, existe el momento del disparo, el encuadre, la medición de la luz o la paciencia de esperar el instante porque, aun en el caso de sujetos tan aparentemente pasivos como con los que nos encontramos a la hora de fotografiar flores, debemos buscar el mejor momento para disparar y conseguir una imagen atractiva.
Términos como encuadre, luz o color aparecen en primer plano debido a que buscamos fotografiar una flor desnuda, ver el mejor ángulo o elegir el fondo. Para ello, no precisamos de un equipo sin costosos objetivos macro, ni ir más allá de una lente de aproximación, haciéndolo todo lo más sencillo posible.
Aún más abajo
Si una de las máximas en fotografía de niños es disparar a su misma altura, ésta se traslada de igual forma a la hora de fotografiar flores. Aún así, si damos una vuelta de tuerca a esta propuesta y buscamos un punto de vista diferente logramos imágenes muy atractivas, algo que podemos conseguir, por ejemplo, con objetivos ojos de pez. No obstante, aquí hablamos más de buscar nuevas perspectivas, entre ellas, ¿por qué no ver el mundo desde el punto de vista de una hormiga?
Precisar valores y distancias
Cuando estamos fotografiando a distancias cortas, aunque no estemos usando lentes macro, cuidamos el enfoque, ya que la zona de nitidez enseguida se nos puede escapar y dejar al motivo desenfocado. Por la misma razón, es imprescindible usar el diafragma exacto para fotografiar flores y destacar al sujeto sobre el fondo, por lo que resulta útil realizar un horquillado variando los valores y elegir después la que más nos interese.
Fondo y figura
Generalmente, un fondo difuminado y homogéneo resalta más al sujeto que uno con muchos elementos que distraigan. Sin embargo, no siempre es así, ya que estos componentes ayudan a centrar la atención del observador. Para ello, el encuadre tiene que equilibrar las características de este telón: color, tamaño o dirección de líneas, para que pesen menos que el protagonista.
Ser curiosos
¿Cuántas veces has leído que hay que mirar y remirar antes de tomar una fotografía? Esto vale tanto para viajes, deportes o cualquier otro tema. No podemos llegar a un lugar, ante una flor, ¡y zas, apretar el disparador! Hay que buscar en la trastienda, para sorprender y sorprendernos, pero ¿qué hay detrás de una flor? Un atractivo fondo al que hay que sacar el máximo partido con, por ejemplo, la medición, que destaca las zonas de interés mientras que conserva cierto detalle en las sombras.
Mezclar luces
Si en una imagen reunimos luces de distinta procedencia es importante vigilar el balance de blancos para que la temperatura de color no estropee la toma. Cuando usamos un flash (el de cámara o uno externo) con luz natural, al poseer ambos una temperatura de color semejante esto no influye, así que el problema está en las sombras.
La velocidad como telón
No descubrimos nada al decir que la velocidad de obturación sirve para congelar el movimiento y para equilibrar la cantidad de luz según el diafragma que usemos. Sin embargo, otro uso que podemos darle es jugar con el movimiento no del protagonista, sino el de los motivos que sirven de fondo.
Texto José Luis Álvarez