Fotografiar en conciertos: Los aspectos más relevantes
A la hora de fotografiar en conciertos, hay que aprender a dominar una serie de elementos
Al fotografiar en conciertos, nuestro objetivo es lograr imágenes impactantes, pero hacerlo no es tan fácil como decirlo, pues hay que tener en cuenta factores como la iluminación disponible, la multitud, o la disposición del escenario. Además, no está de más contar con algún tipo de estrategia que nos ayude a minimizar el caos que puede llegar a atenazarnos dentro de estos eventos.
Darnos a conocer
El mejor consejo es darnos a conocer a los organizadores y que nos permitan jugar con cierta ventaja. Ya sea mediante correo electrónico o por teléfono, cualquier medio es bueno para decir quiénes somos y plantear qué nos impulsa a realizar un reportaje sobre el evento (publicar las fotos, hacer una exposición o simplemente ampliar nuestra propia cartera de imágenes para el propio uso y disfrute personal).
En cualquier caso, se trata de llegar a algún tipo de acuerdo que nos permita, por ejemplo, ostentar una posición privilegiada a la hora de disparar, a cambio de algunos originales gratuitos que podamos cederles. Si un día disponemos de una buena cartera y reputación, podemos plantearnos acuerdos comerciales sobre nuestro trabajo.
Exploración previa
Conseguir un acercamiento previo al artista nos da la posibilidad de explorar el lugar de forma previa al evento, aunque sea solo con algunas horas de antelación para hacernos una idea de los emplazamientos propicios para fotografiar en conciertos, sobre todo si se trata de un local relativamente pequeño.
Si hay sillas o butacas, debemos fijarnos si existe entre ellas suficiente espacio que nos permita maniobrar y obtener el ángulo de disparo idóneo. Puestos a pedir, tampoco sería mala cosa enterarnos de si existe algún lugar donde almacenar temporalmente el equipo no utilizado.
Hay que plantearse, a la hora de fotografiar en conciertos, explorar la posibilidad de disparar desde varias localizaciones. Una serie de imágenes tomadas siempre desde la primera fila hacia el centro no transmiten el mismo interés que si las alternamos desde una posición trasera o viéndose parte del público.
Compañeros de equipo
En esta especialidad siempre es interesante contar con las lentes más luminosas posibles. Dependiendo del lugar, el uso del flash puede no ser de utilidad, por ejemplo, si existe cierta distancia con respecto a los artistas. En distancias más cortas es molesto para la actuación o para el propio público.
Por dichas razones es mejor confiar en un objetivo rápido para capturar la acción con la luz disponible. En este sentido, son muchos los fotógrafos que confían más en un zoom del tipo 70-200 mm f/2.8 que en un 28-200 mm f/3.5. Puede no parecer una gran diferencia de luminosidad, pero el primero nos permite trabajar con sensibilidades más bajas, lo cual es suficiente para reducir de forma apreciable la aparición de ruido digital. Una mayor apertura disponible también nos da paso a un enfoque más rápido gracias a la mayor cantidad de luz que transmite el objetivo.
Modo manual
La utilización del modo manual puede ser una tarea desalentadora el primer par de veces que lo hagamos, pero merece la pena. El problema de una configuración automática puede ser el elevado contraste que llega a producirse en condiciones de luces rápidamente cambiantes.
Medición puntual
Debido también al tipo de iluminación, fotografiar en conciertos puede presentar un cantante muy iluminado con un foco puntual y rodeado de un fondo perfectamente negro. El fotómetro intenta compensar ambos extremos haciendo que el personaje nos aparezca quemado. Por ello, debemos cambiar desde el principio al modo de medición puntual y conseguir una buena medición de los cantantes. Tener un conocimiento previo del local y del desarrollo del concierto nos ahorra mucho durante el concierto.
Sensibilidad alta
La utilización de una sensibilidad alta es de gran ayuda en algunas condiciones luminosas en conciertos, pero siempre es rentable realizar algunas pruebas previas para investigar el nivel de ruido que estamos dispuestos a soportar.
El ISO afecta también a la velocidad de obturación. Por ello, hay que tener en cuenta que en un concierto de rock es aconsejable una velocidad de obturación de, al menos, 1/60 s para evitar imágenes borrosas por trepidación, a no ser que deseemos experimentar con efectos de movimiento. Con niveles de ISO superiores a 3200, lo normal es la aparición de un ruido ostensible. Pasando la imagen a blanco y negro podemos encubrir el efecto como si fuese grano de película, lo que también resulta atractivo.
Texto Benito R. Mallol