Fotografía en días lluviosos
Nunca llueve a gusto de todos. Pero el mal tiempo no tiene que ser un impedimento para coger nuestra cámara y salir a capturar instantáneas aprovechando, por ejemplo, el vapor o los reflejos. Sí, la fotografía en días lluviosos no solo es posible, también es muy recomendable.
Texto BENITO R. MALLOL
Todo cambio de condiciones atmosféricas conlleva ineludiblemente modificaciones notables en las escenas que tratamos de captar fotográficamente. Se introducen reflejos, se altera la calidad y la intensidad de la luz, se difuminan o se refuerzan los fondos, se atenúan o resaltan los valores cromáticos… Estas condiciones y muchas otras, como en el caso de la lluvia, ofrecen al fotógrafo la oportunidad de redescubrir y valorar con otros ojos la plástica que nos brinda cualquier paisaje, ya sea urbano o natural. Si el otro día os hablamos de las posibilidades que ofrecen los días grises, aquí os traemos unos trucos para aprovechar la fotografía en días lluviosos.
No toda lluvia es igual
Al igual que ocurre con los cielos grises, las precipitaciones presentan una extensa tipología. La llovizna presenta unas gotas de agua muy pequeñas que, a larga distancia, producen fenómenos de difusión de la luz muy cercanos a los de la niebla. Esas gotas humedecen el suelo, pero normalmente esa humedad tiende a evaporarse rápidamente. La lluvia más consistente proporciona unas condiciones de trabajo más difíciles que la llovizna, sobre todo, si va acompañada de la presencia de ráfagas de viento cambiante. Sin embargo, una lluvia constante también puede ofrecernos excelentes condiciones fotográficas que no podemos desaprovechar.
La vista al suelo
En días de lluvia, una de las obligaciones del fotógrafo consiste en mirar al suelo y descubrir el increíble mundo de los reflejos que aparece ante sus ojos. Superficies de adoquines, madera, cemento o asfalto adquieren la apariencia de espejos. La ventaja adicional de estas escenas es que muchos lugares interesantes aparecen desiertos, lo que invita a disfrutar aún más de la fotografía en días lluviosos.
Las oportunidades se multiplican en lugares urbanos iluminados por luces nocturnas, sin necesidad de que la lluvia sea fuerte. Semáforos, farolas y luces de neón nos proporcionan contraluces muy atractivos sobre el suelo mojado. Además, los reflejos nos ofrecen una realidad distinta de la que estamos acostumbrados, con tendencia hacia el surrealismo. Aunque el reflejo pueda convertirse en el motivo principal de la composición, un recurso muy utilizado consiste en enmarcar parte del mundo “real” que pueda ser identificado por el espectador, como las piernas de un caminante o la rueda de una bicicleta.
Paisajes naturales
Encontrarnos en el campo un día que amenaza lluvia es una oportunidad certera de fotografiar cielos espectaculares. Las cortinas oscuras que se aprecian en el fondo de la composición son, a su vez, una magnífica ocasión para colocar en primer plano un motivo principal que destaque sobre dicho fondo oscuro.
Tampoco debemos desperdiciar la posibilidad de fotografiar el arcoíris, que aparece después de la caída de la lluvia en cuestión, y en función de la posición del sol con respecto al paisaje. Dentro de nuestras posibilidades de movimiento y ángulo de disparo, lo ideal es intentar que el arcoíris se convierta en una línea que dirija la mirada del espectador hasta un punto de interés definido previamente por nosotros dentro del paisaje, como puede ser un árbol u otro elemento.
Aclarar u oscurecer
Algunas imágenes tomadas en plena lluvia adolecen de contraste, sobre todo, en los tonos medios. Actuando sobre el deslizador de Claridad hacia la derecha de Adobe Camera Raw o Lightroom hacemos frente a este problema, lo que se evidencia en los tonos medios.
Igualmente valoramos la opción contraria, la de oscurecer en cierta medida un ambiente ya de por sí carente de luz para ahondar en los sentimientos de melancolía y dramatismo que también evocan los paisajes lluviosos. Actuar sobre los controles de Niveles o Curvas en Photoshop es lo más indicado para conseguir una clave baja de nuestro paisaje.
A través del cristal
Las gotas de lluvia adheridas al cristal de una ventana o al parabrisas de un coche constituyen un excelente marco para conferir un mayor atractivo a nuestras imágenes. Se trata de aprovechar, a cubierto y sin mojarnos, otra posibilidad muy común en la fotografía en días lluviosos. El juego consiste en desenfocar lo justo el fondo para que se siga identificando su contenido, pero de forma que ayude a realzar la nitidez de las gotas sobre el cristal en primer plano.