Todas las claves para conseguir fotos de agua sedosa
Uno de los aspectos que todo fotógrafo quiere dominar es el de controlar los tiempos de exposición lentos, y una de sus aplicaciones más interesantes la encontramos a la hora de fotografiar agua en movimiento. En este artículo te explicamos cómo conseguir fotos de agua sedosa muy sugerentes.
Texto y fotos DANIEL SANTOS
El famoso efecto de agua sedosa consiste en captar el fluir del líquido elemento mientras corre. Fuentes, ríos y cascadas son las formas indispensables con las que debe contar tu foto para lograr una toma con estas características. La estética de estas fotografías es un fondo totalmente nítido y estático donde, en cambio, el agua aparece en movimiento con una apariencia etérea, casi fantasmagórica. No te lo pienses más, toma nota de estos consejos y ponte manos a la obra para conseguir fotos de agua sedosa utilizando esta técnica.
Elije la mejor localización
Si puedes elegir, decídete por una cascada de aguas abundantes, las tomas con caída de agua propician un fondo espectacular y son los encuadres más representativos de este tipo de fotos. Sin embargo, no solo de cascadas vive el fotógrafo, cualquier parte de un río supone un motivo interesante. En este caso cierra el encuadre aprovechando las rocas como elemento principal para darle mayor dramatismo a la foto.
En tomas más abiertas, además de incorporar el cauce, retrata las raíces de árboles que entran en el río y la vegetación. Los meandros, como los de las Hoces del Duratón, son también encuadres muy apropiados para implementar el agua sedosa dentro de la composición. Los estanques y lagos también pueden ser fotografiados con el efecto de agua sedosa, pues, aunque están en calma, el viento produce el efecto de agua rizada, muy antiestético, que podemos corregir fácilmente configurando un largo tiempo de exposición en cámara.
El agua de mar es capaz de producir unas formas muy creativas cuando se deja el obturador abierto. Una puesta o una salida de sol proporcionan un marco incomparable para el efecto etéreo de las olas. Si no dispones de alguno de estos entornos naturales, recurre a las fuentes de los parques y jardines; no obtendrás fotos espectaculares, pero te servirán para conocer la técnica y asegurar la foto cuando visites localizaciones más sugerentes.
Emplea un tiempo de exposición prolongado
La técnica es muy sencilla: solo necesitas utilizar una exposición larga (aproximadamente entre medio segundo y dos segundos), de forma que durante el tiempo que el obturador permanezca abierto estará registrando el paso del agua en diferentes momentos. El ejemplo más representativo de esto son las olas al romper contra la costa, cuyo movimiento queda plasmado varias veces en el mismo punto, de ese modo el efecto visual se asemeja a un manto de seda.
Utilizar una velocidad de obturación lenta obliga a estabilizar la cámara para evitar que la foto salga movida. La diferencia entre el agua sedosa y una foto trepidada es que en la primera el resto de la escena aparece totalmente estático y con gran nitidez, y el movimiento solo se refleja en el agua. Así, por ejemplo, al fotografiar un plano cerrado de un río con una roca, ésta debe quedar perfectamente nítida al ser un elemento estático, mientras el agua que corre y la rodea aparece más o menos difuminada. Para conseguir que la cámara quede totalmente estabilizada debes emplear un trípode, así como hacer uso de un cable disparador de manera que no trasfieras el movimiento de tu cuerpo a la cámara al pulsar el botón disparador.
Cuando dispares a plena luz del día, puedes encontrarte con que, por el exceso de luz, una toma correctamente expuesta no te permita el uso de una velocidad de obturación lenta. En este caso, es imprescindible el uso de un filtro de densidad neutra. Su función básica es restar varios pasos de luz a la toma para emplear velocidades de obturación más lenta. Así, por ejemplo, si la exposición correcta está calculada para un veinteavo de segundo, si utilizas un filtro de densidad neutra (ND) de cinco pasos lograrás un aumento del tiempo de exposición a dos segundos. Los filtros de densidad neutra resultan también útiles para seleccionar el punto dulce del objetivo (diafragmas intermedios f/8 a f/11) en lugar de cerrar mucho el diafragma con la consiguiente pérdida de calidad derivada del efecto de difracción.
En la costa
Aunque la técnica del agua sedosa en las costas es muy parecida, tanto si fotografías un atardecer o un amanecer como si el contraste entre el cielo y el primer plano es excesivo, hay que emplear un filtro degradado. Manteniendo como constante un largo tiempo de exposición, es necesario que tu equipo cuente además con un filtro degradado de densidad neutra. El filtro ayuda a reducir la luminosidad del término más sobreexpuesto de la escena para poder emplear un mayor tiempo de exposición.
Existen filtros degradados de transición suave o dura; utiliza uno u otro en función de lo rectilíneo que sea el horizonte. Los paisajes de costa tienen horizontes muy definidos y exigen utilizar filtros de transición dura. Al igual que con los filtros de densidad neutra, los degradados tienen diferentes gradaciones y te permiten combinarlos entre sí. En este sentido, si vas a fotografiar el agua sedosa al amanecer o atardecer ten en cuenta que conseguirás el color anaranjado por el lugar donde sale o se pone el sol, así que, en localizaciones de amanecer busca el este y en las de atardecer el oeste.