Conceptos básicos del enfoque. Cómo mejorar el foco
Conocer los fundamentos prácticos sobre el enfoque es el punto de partida para mejorar el foco, es decir la nitidez y, por tanto, nuestras fotografías. En este artículo explicamos las claves para que podáis conseguirlo.
Super Foto Digital
La nitidez es uno de los parámetros básicos que debe dominar un fotógrafo, para ello debemos entender cómo funciona el enfoque de nuestra cámara y cómo podemos controlarlo. En ocasiones perseguimos la nitidez total en la fotografía, otras en cambio buscamos fijar el foco en determinado sujeto o elemento con el fin de resaltar detalles o valores compositivos y, a veces, simplemente preferimos un ligero desenfoque artístico. Las cámaras réflex y las compactas con funciones manuales, nos permiten elegir entre varios tipos de enfoque: manual y automático.
Enfoque manual (MF)
Este tipo de enfoque es el que empleaban las cámaras clásicas y que aún está presente en las modernas réflex digitales. Si usamos objetivos de enfoque manual en nuestra cámara nos veremos obligados a utilizar este modo. En este caso, logramos el foco girando el anillo de enfoque hasta que la imagen aparezca con la mayor nitidez posible en el visor o en la pantalla de la cámara. Algunos objetivos presentan unas marcas que nos indican la distancia de enfoque. Es importante que el visor de nuestra cámara esté correctamente ajustado a nuestra vista, para ello debemos regular las dioptrías para el ojo con que miramos, ya que de lo contrario puede inducirnos a error a la hora de enfocar. Las dioptrías pueden ajustarse fácilmente mediante un pequeño regulador que suele encontrarse en la parte superior del ocular.
La pantalla de enfoque partido puede sernos de gran ayuda si vamos a enfocar manualmente a menudo, aunque nos restará algo de luminosidad al mirar a través del visor. Este tipo de pantalla posee una zona central que divide la imagen en dos, el procedimiento es muy simplemente, solo hay que unir perfectamente ambas partes girando el anillo de enfoque para conseguir un foco perfecto. Este tipo de pantalla logra que el proceso de enfoque manual no sea muy intuitivo.
Enfoque automático (AF)
Es la modalidad de enfoque más utilizada en la era digital y la que no puede faltar incluso en las compactas de gama más baja. Enfocar es tan sencillo como pulsar el disparador a medio recorrido, normalmente un indicador luminoso y otro sonoro nos confirman el foco. Un motor incorporado, en la cámara o en el objetivo, es el encargado de mover el anillo de enfoque por nosotros. Aunque este tipo de enfoque es el más utilizado por ser el más rápido y preciso, presenta ciertas desventajas respecto al manual, por lo que suele ser recomendable combinar ambos según la situación. En condiciones de baja luminosidad, por ejemplo, el rendimiento del AF comienza a perder efectividad, por lo que debemos resolverla manualmente. Es conveniente tener en cuenta que si enfocamos sobre aristas o zonas contrastadas, resultará más fácil que la cámara coja foco.
Enfoque automático continuo o servo (AF-C) es un modo automático cuya única diferencia con el AF simple es que al mantener el botón de disparo pulsado a medio recorrido, el enfoque no se detiene en el sujeto seleccionado, sino que sigue buscando nuevos motivos para enfocar a medida que movemos la cámara. Este tipo de enfoque resulta útil para seguir a sujetos en movimiento o simplemente para enfocar rápidamente diferentes elementos mientras movemos la cámara.
Selección del punto AF
El modo de selección de punto de enfoque es uno de los ajustes básicos que primero debemos conocer en nuestra cámara. En los modelos más básicos este ajuste suele encontrarse dentro de un menú, en cambio en las cámaras más avanzadas suelen ofrecer la posibilidad de configurar rápidamente por medio de un control externo. Generalmente existen tres posiciones de selección del punto de enfoque.
– Punto de enfoque central: La cámara fija siempre el foco en el motivo que se encuentra en el centro del visor. Es uno de los modos de enfoque más recomendados por su versatilidad.
– Selección automática del punto de enfoque: La cámara decide automáticamente en qué lugar del encuadre fija el foco. Este modo tiende a enfocar siempre los sujetos que ocupan una mayor superficie en el encuadre y que se encuentran más cerca de nosotros. Esto puede resultarnos útil si fotografiamos con prisa, pero anula, en gran medida, nuestra capacidad de decisión sobre la fotografía.
– Selección manual del punto de enfoque: Puede resultar de gran ayuda en muchas ocasiones. Si, por ejemplo, tenemos la cámara montada sobre un trípode, y queremos fijar el foco en un sujeto que no se encuentre en la zona central, podemos elegir el punto AF que coincida sobre el motivo. El número de puntos de enfoque repartidos en la superficie del visor varía según el modelo de cámara.
Preenfoque
Si podemos predecir el lugar por el que va a pasar un sujeto en movimiento, entonces podremos preenfocar ese punto. Este sistema consiste en enfocar un motivo que se encuentre en el mismo plano que el sujeto al que esperamos o en predecir la distancia a la que se encontrará y situar el foco utilizando las marcas de enfoque. Una vez que el sujeto entre en el cuadro, sólo tendremos que preocuparnos de accionar el disparador.
Seleccionar el enfoque
Uno de los errores más comunes cuando empezamos a fotografiar consiste en centrar el motivo principal, las reglas de composición aconsejan lo contrario. Ahora que nos hemos familiarizado con estos conceptos básicos de enfoque nos resultará más fácil descentrar a un sujeto principal. Para ello debemos seleccionar previamente los modos punto de enfoque central y
enfoque automático simple (esta es la configuración estándar utilizada por un gran número de fotógrafos), seguidamente situamos al motivo en la zona central, pulsamos el disparador a medio recorrido hasta que nos confirme el enfoque y, sin soltar el botón, reencuadramos dejando al protagonista en un lateral antes pulsar totalmente el disparador. Este sencillo ejercicio, que puede realizarse con cualquier cámara compacta o réflex con autoenfoque, nos resultará de gran utilidad para adquirir soltura antes de introducirnos en métodos complejos.
Conocer nuestra cámara es importante, pero no debemos olvidarnos de los objetivos, pues son ellos los que van a determinar la distancia mínima de enfoque, es decir, lo que podemos acercarnos al sujeto y mantenerlo enfocado correctamente. Esta distancia varía desde algunos metros en los teleobjetivos y focales largas, hasta unos pocos centímetros en angulares y objetivos macro. Podemos conocer la distancia mínima de enfoque que nos permite una óptica consultando sus especificaciones o mirando el número situado en el extremo opuesto al signo de infinito en el anillo de enfoque. La distancia mínima de enfoque se mide desde el plano focal posterior que se sitúa en el sensor de la cámara. Una vez que ya conocemos los conceptos básicos del enfoque seremos capaces de realizar fotografías más nítidas y tener un mayor poder de decisión sobre el resultado final de las mismas.
Enfocar con objetivos manuales
A veces enfocar con objetivos de enfoque manual puede parecer una labor titánica, especialmente cuando el sujeto está en movimiento. Una técnica recomendable en esto caso es activar el modo “catch in” (que indica a nuestra cámara que dispare sólo cuando el enfoque sea el correcto). Para ello seleccionamos el modo de enfoque automático y pulsamos el botón disparador completamente. Sin soltar el dedo del disparador giramos el anillo de enfoque lentamente hasta que encontremos el punto exacto de enfoque, en ese momento la cámara se dispara automática. Esta técnica requiere de algo de experiencia, pero cuando la dominemos, nos reportará grandes satisfacciones con nuestros objetivos manuales y que podemos adquirir a precios muy tentadores.