Teleobjetivo: elige el tuyo (y no mueras en el intento)
Conoce las claves a tener en cuenta a la hora de comprar tu primer teleobjetivo
La elección de las ópticas adecuadas, en este caso el teleobjetivo, es una de las decisiones más importantes que puede tomar el fotógrafo a lo largo de su carrera. Con ellas no solo es posible la realización de determinados tipos de imágenes adaptadas a circunstancias especiales, sino que, además, dichas lentes pueden –y deben- conferir un ambiente o “look” específico a la escena. Los teleobjetivos se asocian normalmente a la fotografía deportiva o de naturaleza silvestre, simplemente porque estas ópticas pueden hacer que un motivo lejano aparezca más próximo en la composición. Sin embargo, sus aplicaciones son mucho más amplias.
Uso del teleobjetivo
El término teleobjetivo hace referencia a las ópticas de distancia focal de 70 mm o más, siempre hablando de un formato completo de 35 mm o full frame. Se trata del grupo más numeroso de lentes y el que se puede adaptar a una mayor cantidad de motivos variopintos, desde macrofotografía a retrato pasando por paisaje, deportes, vida salvaje o fotografía callejera.
Es cierto que un nuevo objetivo (al igual que una nueva cámara), no hará que seamos mejores fotógrafos, pero sí que nos permitirá ver el entorno de una manera diferente y más adecuada a nuestras necesidades específicas. Así, los amantes de la naturaleza o los especialistas en arquitectura difícilmente podrán poner de manifiesto determinados detalles de un edificio si no es con el empleo de un teleobjetivo. En función de nuestros intereses, la elección del teleobjetivo depende
de un buen número de condicionantes, entre los que también se encuentra, por supuesto,
el aspecto económico.
Cuál escoger
Probablemente, la opción más versátil sea el zoom ƒ/2.8 de 70 a 200 mm, pues abarca un rango de focales que puede utilizarse en una amplia casuística de temas. Aunque esta opción se percibe frecuentemente como costosa, el rango de precios también es bastante grande y parte desde unos 600 euros hasta 2600 euros, dependiendo de la marca y las características del objetivo (por ejemplo, la incorporación o no de un sistema antivibración).
También existen versiones de dicha óptica con menor luminosidad (por ejemplo, ƒ/4), que son más baratas que las ƒ/2.8. Para los que deseen una versatilidad todavía más extrema es posible encontrar superzoom con un rango de focales del estilo 16-300 mm; estos objetivos, en realidad, constituyen un paquete integrado “todo en uno” de múltiples ópticas que cubren desde un gran angular extremo hasta un teleobjetivo largo. Sin embargo, el principal problema de estas soluciones es que suelen ofrecer una menor calidad de imagen que la opción 70-200 mm, aunque todavía sea muy aceptable y a un precio sensiblemente inferior.
Para aquellos amantes de la naturaleza que buscan teleobjetivos largos asequibles, Tamron y Sigma proponen telezoom de 150 a 600 mm (desde algo más de 1000 euros). Con una magnificación profesional de la imagen, estas ópticas pueden acercarnos los motivos lejanos sin que nos veamos forzados a vaciar completamente nuestra cuenta bancaria. Por supuesto, también existen teleobjetivos de focal fija y zoom largos más avanzados, pero éstos se dirigen fundamentalmente a profesionales,
por lo que presentan precios también adecuados a dicho rango. En definitiva, la mayoría de los aficionados (y también muchos profesionales) verá satisfechas fácilmente sus necesidades con un superzoom de 70-200 mm o 150-600 mm.
Controles y accesorios
Para hacer un buen uso del teleobjetivo es conveniente tener en cuenta algunos controles y aditamentos que, sin duda, harán nuestro trabajo un poco más sencillo y eficiente en determinadas circunstancias.
• Bloqueo de espejo: Si empleamos una distancia focal larga y una velocidad de obturación lenta, es posible que la trepidación del espejo de nuestra réflex llegue a provocar una cierta borrosidad en la imagen al apretar el disparador –incluso si la cámara se encuentra bien aposentada sobre un trípode-. Para prevenir esta circunstancia, algunos modelos nos permiten levantar el espejo antes del disparo propiamente dicho. El principal inconveniente de ello es que dicho mecanismo nos impedirá ver desde ese momento a través del visor de la cámara.
• Estabilizador de la imagen: Cuando disparamos a pulso, una manera de compensar velocidades demasiado lentas para un teleobjetivo consiste en conectar el control de antivibración o estabilizador
de imagen. Muchos teleobjetivos tienen dos controles de este tipo, uno para imágenes estándar y otros para sujetos en movimiento.
• Deslizamiento del zoom: Si nos movemos con un telezoom de cierta entidad, es posible
que el propio peso de sus componentes ópticos y mecánicos haga variar de forma inadvertida la focal seleccionada, sobre todo, si disparamos hacia arriba o hacia abajo en un ángulo pronunciado. Para evitarlo, algunos modelos de teleobjetivo incorporan un pasador que permite fijar la focal seleccionada.
• Teleconvertidor: Este elemento, que se suele colocar entre el cuerpo de la cámara y el objetivo, permite ampliar ostensiblemente la distancia focal de este último. Si su factor de conversión es 2X, por ejemplo, un teleobjetivo 70-200 mm se transformará en un 140-400 mm. Los principales inconvenientes vienen dados por la pérdida de luz y de calidad de la imagen. Por el contrario, la mayor ventaja es la posibilidad de acceder a grandes distancias focales a un precio más asequible.
Texto: Benito R. Mallol