Cómo hacer bodegones en fotografía: Todas las claves
Los bodegones ofrecen numerosas posibilidades creativas y constituyen un excelente ejercicio práctico
El equipo
Para la realización de imágenes de bodegones, por ejemplo, de frutas y verduras es aconsejable la utilización de ópticas de, al menos, 50 mm con el objeto de presentar los distintos elementos con fidelidad y carentes de distorsiones geométricas. Respecto a la iluminación, el mejor control lo tenemos con un flash de estudio o una unidad externa accionable a distancia y dotada de algún tipo de difusor (sombrilla, rectangular…) para suavizar la luz y atenuar la dureza de las sombras.
Por regla general, hay que utilizar varias unidades de flash dotadas de la misma temperatura de color para evitar tonalidades diferentes dentro de la misma imagen. Por su parte, el trípode es un accesorio indispensable, dado que con su ayuda conservamos el mismo ángulo de disparo entre una toma y otra. Cabe recordar que los bodegones exigen un máximo de nitidez y que el trípode nos permite la prevención de borrosidades por trepidación.
Otros aditamentos
Además de los elementos reseñados, es necesario el uso de una mesa u otro tipo de soporte sobre el que apoyar el motivo y un fondo blanco para las imágenes de carácter publicitario. Sin embargo, nada impide la elaboración de un decorado muy cuidado del estilo de pintores como Willem Kalf, aunque reconocemos que las tendencias fotográficas actuales son más simplificadoras o minimalistas.
Por otro lado, un reflector nos brinda un aporte complementario de luz para aclarar las sombras. Para esta finalidad sirve una plancha de poliestireno. Si el elemento es más reflector que difusor (por ejemplo, un espejo o plásticos metalizados), hay que prestar atención a la creación de sombras cruzadas.
Iluminación
La luz depende del estilo de bodegones en el que nos movamos, que varía desde la imagen “de producto” que casa normalmente con el realismo exacerbado y el amor al detalle, hasta una concepción más impresionista. En todos los casos es obligatoria una gran precisión en la gestión de la luz.
Aconsejamos la utilización de una sola fuente luminosa complementándola con reflectores para aclarar sombras excesivamente densas. En función del planteamiento utilizado, también puede ser necesaria la utilización de viseras o máscaras para proteger al objetivo de luces parásitas o reflejos indeseados.
Los arreglos y mejoras continúan en postproducción, donde podemos retocar parámetros de contraste o brillo, atenuar reflejos o subir o bajar la saturación cromática. Por otro lado, debemos bajar algo la nitidez de ciertas zonas de la imagen con un filtro como el desenfoque gaussiano de Photoshop para focalizar el interés de los espectadores en otras áreas o separar el elemento principal del fondo.
Otros ajustes para bodegones
Si trabajamos con luz continua, ya sea natural o artificial, el bodegón exige el empleo de velocidades de obturación lentas para conseguir diafragmas muy cerrados que garanticen profundidades de campo grandes y una nitidez máxima en todos los planos de la imagen.
Composición
No existen reglas fijas en la composición de bodegones. El objetivo a conseguir es una imagen armónica lograda a través del énfasis en el color, la forma, el volumen y la textura. Esta no es una técnica sencilla, lo que significa hacerse con dosis fuertes de paciencia dentro del método de prueba y error.
Para destacar formas y volúmenes, algunos fotógrafos se apoyan en el empleo del blanco y negro. La famosa fotografía del “Pimiento Nº 30” tomada por Edward Weston fue realizada con luz natural. Se valió de luz solar directa y difundida con la ayuda de una gasa. Concretamente, esa famosa imagen del “Pimiento nº 30” le obligó a realizar una estudiada composición lo largo de una semana en la que utilizó un viejo embudo como fondo.
Cualquiera que sea el motivo, ya se trate de un simple tomate o una composición más compleja, el fotógrafo debe enfrentarse a diferentes elecciones en campos como el ángulo o punto de vista, la distancia, la iluminación, las características del fondo o el gusto de la clientela.
Texto de Benito R. Mallol adaptado por Isabel González