¿Cómo provocar impacto emocional con la fotografía?
El lenguaje visual, y por ende, la fotografía, implica una fuerte carga psicológica, tanto del autor a la de hora de elegir y componer el tema, como por parte del espectador en el momento de analizar e interpretar la imagen correspondiente. Aquí te damos algunos consejos para que tus fotos provoquen un gran impacto emocional en quien las observe.
Texto BENITO R. MALLOL
La fotografía es un medio que permite establecer una relación entre el fotógrafo y el espectador. Es cierto que se trata de un medio de una sola vía, a diferencia por ejemplo de una conversación verbal entre dos personas, pero puede llegar a ser muy eficiente y a provocar un gran impacto emocional cargado de sensaciones y sentimientos, si la imagen está bien resuelta.
Contar una historia
Al margen de los aspectos técnicos y compositivos, para considerar que una imagen es buena debe ser capaz de “contarnos una historia” cuando la estamos analizando, de hacernos sentir vivos o que nos habla, dejando a un lado los posibles textos descriptivos que puedan acompañarla. Este fenómeno se establece mediante algún tipo de asociación consciente o subconsciente entre esa fotografía y nuestro personal banco mental de experiencias, sentimientos y recuerdos visuales.
Aunque lo inédito es un valor que añade interés a una composición fotográfica, siempre tienen que existir elementos de referencia que sean identificados por el espectador y que le resulten familiares, porque de lo contrario, no se formarán asociaciones mentales. Y si no se construyen esas asociaciones, la imagen será incapaz de provocar un imapcto emocional en el espectador. Por ejemplo, la superposición de planos de referencia es fundamental en especialidades como el fotoperiodismo o el reportaje simplemente porque la historia adquiere una importancia muy por encima de la estética de la composición.
Abstracciones o fotografía figurativa
En otra especialidad de la fotografía artística, la de las abstracciones, el contexto es prácticamente irrelevante, y el énfasis o impacto conseguido por estas imágenes se basa en la estética visual de la obra. En una fotografía abstracta, los planos de referencia están tan lejos que el espectador no puede identificar en absoluto elementos conocidos ni las relaciones entre ellos. Pero no hay que ser ingenuos: este tipo de fotografías no es más sencillo de realizar que el reportaje, en el que los elementos principales están más definidos, sino que tiene un conjunto diferente de desafíos y reglas.
Finalmente, hay que considerar que todas las fotografías caen en un punto intermedio entre los dos extremos (abstracciones puras o figurativismo realista), y que en todos los casos el componente estético es muy importante a la hora de llamar a nuestras emociones.
Pilares del impacto emocional
El impacto emocional que una imagen tiene en nosotros es producto de siglos de evolución visual. Al fotógrafo que analiza sus propias obras o las de los demás siempre le resultarán de interés los pilares de este tipo de lenguaje y el orden en que nuestro cerebro procesa la información visual:
- Brillo. Las cosas brillantes son más obvias, hasta el punto de resultar molestas o dolorosas. Se trata de un mecanismo de alerta ligado al peligro y al calor.
- Tamaño. Está relacionado con la proximidad física y también con el peligro.
- Movimiento. Se traduce en amenazas potenciales acercándose.
- Color. La naturaleza nos advierte frecuentemente de peligros con colores fuertes y contrastados (setas venenosas, insectos que pican…). Por ello, cualquier cosa con un fuerte contraste cromático destaca inmediatamente.
- Texturas. Constituyen una señal más sutil, pero también ayudan a distinguir entre diversos materiales y añaden sentido táctil a la imagen.
El resultado de todo esto es que, a efectos de impacto emocional, una imagen funcionará mejor si el tema principal se encuentra bien resaltado (en comparación con un todo homogéneo), si existe un contraste cromático acentuado (frente a una imagen plana) y si los cambios de texturas ayudan en la identificación de los elementos. A estos esquemas descritos habría que unirles los correspondientes al resto de los elementos de la imagen.
Algunos trucos
Si tenemos en cuenta que cada elemento podría ser considerado como un tema en sí mismo, solo hay que cerciorarse de que todos se encuentran colocados en el orden oportuno de importancia, de forma que ayuden a contar la historia que el fotógrafo tenía en mente cuando apretó el disparador.
Las áreas oscuras o carentes de luz añaden misterio (¿posibilidad de peligros ocultos?) a la vez que contribuyen a focalizar la atención sobre otras zonas más brillantes, por lo que pueden ayudarnos a establecer el orden de importancia comentado entre los elementos.
Como vemos, aunque las experiencias y el acervo cultural de cada persona puedan ser diferentes, el fotógrafo tiene piezas para intentar jugar con las emociones del espectador y su interés. En este sentido, la complejidad del tema aumentará un grado más con imágenes de seres humanos (eventos sociales, retratos formales, informales, callejeros…).
El lenguaje facial es de carácter universal; todos interpretamos perfectamente gestos de dolor, de alegría o de provocación. Por ello, este tipo de imágenes llega de una forma bastante directa al espectador facilitando la conexión con él y el nacimiento de la respuesta emocional. El tema es harto complejo, dado que el simple hecho de que unos ojos miren directamente a la cámara puede cambiar totalmente el significado del mensaje. Pero el fotógrafo tiene ante sí una herramienta muy eficaz para dirigir las emociones de su destinatario.