Trucos para dominar la Fotografía en Clave Baja
La fotografía en clave baja (o low key, en inglés) hace uso de colores y tonos oscuros. La característica principal de este tipo de imágenes reside en las sombras con el objetivo de aumentar el contraste y dirigir la atención del espectador hacia el sujeto. A continuación, os explicamos todo lo necesario para dominarla.
Texto BENITO R. MALLOL
A diferencia de las imágenes de clave alta -en las que utilizamos una generosa cantidad de luz-, la fotografía en clave baja requiere mucha menos intensidad luminosa, que, además, concentraremos en el motivo principal dejando el resto entre sombras. Es necesario, por tanto, realizar un gran trabajo de iluminación y eliminar el máximo de elementos considerados como secundarios por el autor.
Al contrario que el efecto psicológico (alegría, vitalidad, belleza…) proporcionado por la fotografía en clave alta -de la que hablamos en este artículo-, con la clave baja se pretende inducir dramatismo, misterio o melancolía en el ánimo de los espectadores. Asimismo, en este caso, se tiende hacia una cierta subexposición de los tonos medios, de forma que la mayoría de las áreas se encuentren bajo el valor de 128 en términos digitales.
Requerimientos técnicos
La fotografía en clave baja es poco exigente en equipamiento: todo lo que se requiere es una cámara con su correspondiente objetivo. La iluminación puede ser puramente natural o la proporcionada por un único flash o una luz continua; el motivo principal debe recibir una intensidad luminosa de, al menos, dos diafragmas más que el entorno de la escena. También es necesario conseguir el máximo contraste en la composición escogiendo predominantemente ropas de color oscuro en los modelos y fondos de las mismas características.
Es fácil conseguir una imagen de clave baja con el empleo de una sola fuente luminosa, independientemente de su naturaleza natural o artificial. Así por ejemplo, durante los días soleados, podemos crear este efecto en interiores colocando el motivo cerca de una puerta o ventana por donde se cuela la luz natural. También es posible emplear un flash o la luz proporcionada por una simple bombilla.
En todos esos casos, procuraremos que la iluminación sea lateral, de forma que quede iluminada una zona del motivo, y la otra relativamente oscura o en negro. La intensidad del contraste se basa en el tema escogido y el efecto perseguido por el fotógrafo en cada caso. Empleando una sola fuente, pueden resultar de utilidad elementos que nos ayuden a focalizar su luz, como viseras, gasas o rejillas, de manera que acentuemos el contraste entre unas áreas iluminadas y el resto en sombras.
Ajustes de cámara
La fotografía en clave baja en estudios o interiores controlados puede ser relativamente sencilla. Sin embargo, si trabajamos en ambientes más aleatorios o improvisados, es bueno tener en cuenta ciertos aspectos, sin olvidar que el objetivo principal es “matar” la máxima cantidad de luz ambiente disponible. En este sentido será procedente:
– Mantener baja la sensibilidad ISO. Hace más sencilla la consecución de imágenes en clave baja y nos garantiza la ausencia de ruido digital. Con luz ambiente natural o luz continua artificial, podremos escoger las combinaciones de diafragma y velocidad de obturación apropiadas para nuestros propósitos. Si empleamos flash, debemos jugar exclusivamente con el diafragma, dejando la velocidad de sincronización fija.
– Esculpir con luz. En las imágenes de clave baja es importante controlar al máximo la distribución de la luz. Para ello, como ya hemos comentado, resultan de utilidad elementos como viseras o gasas que nos ayuden a apantallar dicha distribución y a lograr que el contraste ofrecido sea máximo. Hay que recordar al efecto que, sobre el espacio negativo conseguido por las sombras, recae gran parte del peso de la composición. Las imágenes en clave baja requieren una buena comprensión de la luz, la sombra y el tono. Por ello, es necesario probar cambios de ubicación del motivo y de la luz (si es factible), así como realizar una elección del punto de vista que garantice la consecución del efecto deseado.
El dramatismo
En el terreno artístico, diversos pintores se sintieron fuertemente atraídos por el dramatismo que transmitían las escenas de escasa luz focalizada sobre áreas concretas. Así, pintores del Renacimiento y el Barroco utilizaban la técnica conocida como “claroscuro” para lograr unos efectos similares a los de la fotografía en clave baja. El claroscuro se empleaba no solamente para incrementar el referido efecto dramático, sino también para conferir un mayor realismo a las pinturas.
Una iluminación variada sobre unos fondos oscuros o negros es capaz de producir una sensación de profundidad tridimensional que puede llegar a ser bastante impresionante. Uno de nuestros artistas favoritos en este terreno fue Carvaggio, sobre todo con su obra “La incredulidad de Santo Tomás”. Tintoretto, El Greco y Rembrandt son otros artistas que destacan en el empleo de dicha técnica. Este último, por ejemplo, realizó retratos muy oscuros en los que resaltaba las caras y las manos con pequeños toques de luz.
En el terreno fotográfico, es aconsejable observar a través de Google Images algunas de las obras de Bill Brandt y Yousuf Kars para darnos cuentas de la fuerza que pueden llegar a tener este tipo de imágenes.
Luz de corte y sombras
Ya hemos hablado sobre la iluminación lateral como fórmula para obtener imágenes interesantes en clave baja, pero nuestro consejo es que conviene experimentar con otras disposiciones de la luz principal, por ejemplo, incrementando el ángulo de incidencia de ésta sobre el motivo hasta conseguir la denominada “luz de borde” con la que quedan dibujadas líneas blancas sobre el fondo oscuro. Esta técnica, que se utiliza con frecuencia en fotografía de desnudo, también es increíblemente efectista en la práctica de bodegones.
En publicidad, es frecuente aportar luminosidad a líquidos desde detrás sobre un ambiente general oscuro, lo que puede hacerse recortando un agujero en el papel o cartón negro que serviría de fondo y colocando ahí una fuente luminosa o montando ésta dentro del propio decorado y sin que se vea.
En muchas escenas tomadas en clave baja, aparte de prestar atención al fondo y a los grandes elementos de la escena que han de ser oscuros, conviene centrarse también en las sombras creadas por la dirección y la restricción de la fuente luminosa. Fijarse en cómo se usa la luz en el teatro o la televisión para destacar los elementos clave en escenas de tonos bajos es un ejercicio fundamental.
Calve baja en color
Trabajando en color y clave baja, los colores adquieren una gran saturación dentro de las imágenes que, además, presentarán grandes zonas oscuras o sombrías. Es habitual en estos casos el empleo de luz direccional (generalmente dura) para aprovechar el color de las luces y suprimir el de las sombras. Por consiguiente, debemos asegurarnos de que los elementos que aparezcan coloreados estén a la luz y que la exposición se realice para esas áreas iluminadas. Al igual que trabajando en blanco y negro, es preferible apostar por un fondo muy oscuro o negro.
En otros casos, también es aconsejable evitar el exceso de contraste, dado que, aunque pueda resultar espectacular, destruye casi todos lo colores. Lo más apropiado es limitar la iluminación a las zonas estrictamente indispensables, que por lo general son las que ostentarán los colores más fuertes y atractivos. Tanto es así que, muchas veces, el motivo puede llegar a perder importancia con respecto a la gama cromática exhibida.
En la fotografía en clave baja también suele funcionar la opción de colocar en primer plano un objeto oscuro y destacado que ocupe grandes proporciones dentro de la escena, o destacar una simple mancha luminosa rodeada de objetos sombríos. Cuanto más alejada se encuentre esa pequeña zona iluminada, menor tamaño relativo ostentará en la escena.